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laportera

¡ Pero qué buenos están los hombres !

A veces el transporte público te da sorpresas. Al venir hoy a trabajar (los viernes entro a una hora inhumana para tener toda la tarde libre), me he sentado enfrente de un señor (parecía obrero de la construcción) muy interesante... bronceado, músculos de trabajo físico, unas manos grandes y fuertes, unos pies muy interesantes, de unos taitantos (más bien en los 40 que en los 30...). Me ha dado ganas de lanzarle un piropo a la salida del metro, pero claro uno está casado y esas cosas no se deben hacer.

Pero, como me dijo mi amigo Javitín hace tiempo: "Los ojos son de Dios", y yo lo único que hago es fijarme en su obra. ¿Está mal eso?

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