Desaparecidos
La noche del sábado fue especialmente movidita, y es que resulta que mi pareja y la pareja de un buen amigo desapareció durante unas horas. Me explico.
El sábado fui a comer con La Pepi y La Rafaella, dos grandes amigos que son encantadores, y además muy buena gente. Y después de pasar el día con ellos, llamamos a una amiga de mi Cielo y nos fuimos a tomar una cerveza con ella... Como yo estaba bastante cansado, me fui a casa temprano (cada día me parezco más a la cenicienta). Y a eso de las 0:30 de la mañana me llama mi amigo Rafa (el de Ascen) que ha oido a Ascen llorar como una magdalena y se fue llorando de casa. El hecho es que removió Roma con Santiago para encontrarla. Levantó a quien hubo que levantar y se lo dijo a quien tuvo que decir porque su chica no había aparecido por casa y no cogía el teléfono ni daba señales de vida. Resultado, a las 3 de la mañana dio señales de vida que se pasaba por casa tranquilamente... y al final todo lo que había pasado es el viento. Las cosas no van bien en esa pareja y puede que empeoren; Ascen tiene una crisis existencial y Rafa no sabe muy bien cómo enfrentarse a ello.
Pero claro, la noche no acabó ahí. Yo llamé a mi cielo para decirle que me acostaba y él me dijo que ya volvía a casa. Y le esperé levantado. Eran las 4:15 de la mañana cuando (estando todavía levantado) le llamé para preguntarle dónde estaba porque yo ya no podía más y quería acostarme. Por supuesto no me cogió el teléfono. Y yo me acosté como un campeón. A las 7 me desperté y todavía no había llegado a casa. Y claro, yo me agobié. Llamé a Rocío y me confirmó que la dejó a eso de las 3:30 de la mañana medio bolinga... y yo me cagué de miedo. ¿En qué posible arrabal estaría tirado mi marido, borracho y pasando frío? Bueno, me vestí, cogí la moto y me fui a buscarle en la ruta que hace el 35. Por supuesto que no lo encontré. Y me tuve que volver a casa bastante preocupado. Con lo que me puse a desayunar (dios solo sabe cuándo iba a volver poder desayunar) y después a cagar. Si algún día me pilla el fin del mundo, me pillará o cagando o comiendo o durmiendo (creo que hay muy pocas cosas que me quiten de esto, que es en el fondo el 50% de la felicidad de una persona). Y cuando estaba en el baño (¡cómo no!) apareció y ya me pude tranquilizar. Que había se había ido de copas después de dejar a Rocío al Black&White y que se le había echado la hora encima y el móvil no tenía batería.
Así que así terminó mi noche del sábado. Y lo único que he aprendido de esta noche es que en estos casos, lo mejor que hay que hacer es esperar unas cuantas horas, porque uno se puede coger el sofocón y al final puede ser por nada.
El sábado fui a comer con La Pepi y La Rafaella, dos grandes amigos que son encantadores, y además muy buena gente. Y después de pasar el día con ellos, llamamos a una amiga de mi Cielo y nos fuimos a tomar una cerveza con ella... Como yo estaba bastante cansado, me fui a casa temprano (cada día me parezco más a la cenicienta). Y a eso de las 0:30 de la mañana me llama mi amigo Rafa (el de Ascen) que ha oido a Ascen llorar como una magdalena y se fue llorando de casa. El hecho es que removió Roma con Santiago para encontrarla. Levantó a quien hubo que levantar y se lo dijo a quien tuvo que decir porque su chica no había aparecido por casa y no cogía el teléfono ni daba señales de vida. Resultado, a las 3 de la mañana dio señales de vida que se pasaba por casa tranquilamente... y al final todo lo que había pasado es el viento. Las cosas no van bien en esa pareja y puede que empeoren; Ascen tiene una crisis existencial y Rafa no sabe muy bien cómo enfrentarse a ello.
Pero claro, la noche no acabó ahí. Yo llamé a mi cielo para decirle que me acostaba y él me dijo que ya volvía a casa. Y le esperé levantado. Eran las 4:15 de la mañana cuando (estando todavía levantado) le llamé para preguntarle dónde estaba porque yo ya no podía más y quería acostarme. Por supuesto no me cogió el teléfono. Y yo me acosté como un campeón. A las 7 me desperté y todavía no había llegado a casa. Y claro, yo me agobié. Llamé a Rocío y me confirmó que la dejó a eso de las 3:30 de la mañana medio bolinga... y yo me cagué de miedo. ¿En qué posible arrabal estaría tirado mi marido, borracho y pasando frío? Bueno, me vestí, cogí la moto y me fui a buscarle en la ruta que hace el 35. Por supuesto que no lo encontré. Y me tuve que volver a casa bastante preocupado. Con lo que me puse a desayunar (dios solo sabe cuándo iba a volver poder desayunar) y después a cagar. Si algún día me pilla el fin del mundo, me pillará o cagando o comiendo o durmiendo (creo que hay muy pocas cosas que me quiten de esto, que es en el fondo el 50% de la felicidad de una persona). Y cuando estaba en el baño (¡cómo no!) apareció y ya me pude tranquilizar. Que había se había ido de copas después de dejar a Rocío al Black&White y que se le había echado la hora encima y el móvil no tenía batería.
Así que así terminó mi noche del sábado. Y lo único que he aprendido de esta noche es que en estos casos, lo mejor que hay que hacer es esperar unas cuantas horas, porque uno se puede coger el sofocón y al final puede ser por nada.
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